Monday, June 7, 2010

Vale prevenir - de Juan Enriquez Cabot

Hace un par de inviernos me encontré una foto en la nieve que hizo reflexionar sobre muchas cosas: la familia, el amor, la desunión, la falta de comunicación, y todos estos problemas que aquejan la vida moderna, en particular de sociedades como ésta en la que vivo.

La foto era de una señora de edad madura y al reverso decía: "Por si tu hija quiere saber un día quién es su abuela. Con cariño, Mamá"

Últimamente, me parece que lo que más perdió mi hija (y perdimos todos) con la migración a Canadá es la aportación familiar, en particular, de sus abuelos.

Puedo decir que yo crecí entre pláticas, cuentos y consejos familiares en casa de mis abuelos paternos y maternos por igual. Y aunque muchas personas en ambas familias fueron poco consideradas con su aportación a mi crecimiento, al final, el balance siempre fue positivo.

Sin embargo, al estar aquí, sin más familia que nosotros la oportunidad de pláticas ocasionales con la familia se pierde. Y esas pláticas que a veces parecen irrelevantes, son las que nos enseñan cosas importantes de la vida. Por eso pensaba que me gustaría tener un Círculo de Abuelas, para Montse, y estoy segura que por lo menos entretendría a un par de lindas señoras de juventud acumulada, que estoy segura necesitan de nietos que consentir.

Aquí te dejo una editorial de mi querido Juan Enríquez (soy su fan número uno, estoy segura) sobre un "Consejo de padres", que alguien organizó con un propósito similar: establecer vínculos afectivos que le den a los niños la seguridad y el cariño que siempre necesitan.



Vale prevenir...

Juan Enríquez Cabot
7 Jun. 10

Muchos saben quién es Linda Rottenberg, fundadora de Endeavor, plataforma para lanzar emprendedores a lo largo del mundo. Ahora toca conocer a su extraordinario, y quizás desahuciado, marido, Bruce Feiler.

Escritor de profesión, Bruce se ganaba la vida caminando; su bestseller "Caminando la Biblia" lo llevó a toda tierra sancta y non sancta. Siguió caminando y escribiendo hasta que, irónicamente, descubrieron tremendo tumor maligno en su fémur izquierdo. Y de repente Bruce supo que nunca volvería a correr, o quizás caminar, o inclusive sobrevivir...

A Bruce le quedó claro que su extraordinaria señora sufriría, pero sabría rehacer su vida. Lo que lo angustiaba de fondo eran sus hijas gemelas de tres años. ¿Quién les explicaría quién había sido su padre? ¿Quién las guiaría y las acompañaría en los momentos críticos, los más felices y los más tristes? ¿Qué hombre proveería consejo y oreja?

Acto seguido Bruce escribió una carta describiendo su enfermedad. Un párrafo de la carta: "sé que mis hijas estarán rodeadas de amor. Tendrán la una para la otra. Pero quizás no me tendrán a mí. No tendrán a su padre. ¿Podrías ayudarme a ser su padre? ¿Contestarías sus preguntas? ¿Irías a los juegos de fut? ¿Les darías buen consejo? ¿Les dirías lo que estaría pensando yo? ¿Les podrías explicar lo orgulloso que estaría de ellas? ¿Serías mi voz...?".

Pero a Bruce también le quedaba claro que ningún hombre por sí mismo sería sustituto adecuado. Y por eso decidió crear un consejo de padres. Les mandó esta carta a seis hombres. Todos hombres porque a sus hijas no les faltaría madre...

Escoger a estos hombres, y por ende qué papel y qué lecciones, apoyos y vacíos llenaría cada hombre no fue sencillo. Bruce empezó reclutando a su amigo Jeff, quien en la universidad le había enseñado a viajar, aprender, disfrutar tanto nuevas culturas como obstáculos inesperados. Jeff se había retirado; de ser fotógrafo global, pasó a ser granjero en su nativo Vermont, cultivando vegetales y cuidando vacas.

Bruce no mandó una carta. La llevó en persona y, en medio de tremendo llanto, se la leyó a su mejor amigo, en la terraza de la granja, viendo el atardecer. Jeff respondió de inmediato: "sería un honor, pero soy hombre de ejemplos no de palabras". Y Bruce le preguntó, "Ok, pero imagínate que estás en el Hotel Barbizon en 10 años cenando con nuestras hijas y que viajan por primera vez a Europa. ¿Qué consejos les darías?"

Riendo entre lágrimas Jeff dijo que sugeriría que hay dos maneras en las que las niñas pequeñas se aproximan a un charco de lodo. Algunas se acercan con cuidado para verse reflejadas y acaso meten un dedo para ver pequeñas ondas en el agua. Pero para nuestras hijas, decía Jeff, mi sugerencia sería métanse, brinquen, bailen, vean cómo se siente, cómo sabe... Brinquen en el charco y luego vuelvan cubiertas de lodo. Las estaré esperando en casa... Al reclutar a Jeff, Bruce buscaba alguien que le ensañara a sus hijas dos cosas, el cómo viajar y entender y disfrutar el mundo, y a la vez el cómo regresar a casa, echar raíces y volverse parte de una comunidad.

Hay en el libro de Bruce, "The Council of Dads", muchas lágrimas y muchas lecciones. Su segundo padre/consejero, Max, sugiere que lo más importante, y lo que hará como nuevo padre de sus hijas, es actuar como jardinero y regarlas constantemente con amor. Max opina que a la vez que hay que recordar a los muertos con alguna lágrima, también hay que celebrarlos con memorias de cosas que hicieron juntos, lo que celebraron. Max entiende que cuando uno más extraña a los padres es cuando uno triunfa. Es el no poder compartir el logro lo que más duele. Y por eso parte del papel de Max será poder explicarles precisamente a las hijas de Bruce cuán orgulloso estaría su padre cuando la ocasión lo amerite.

No hay espacio aquí para describir cómo escogió Bruce a cada uno de sus consejeros padres. Y no voy a echar a perder final contándote qué le pasó al fin y al cabo a Bruce con su enfermedad.

Pero aquí hay lección importante no sólo para los enfermos de cáncer. Hay lección para el México de hoy. Bruce, siendo padre joven, tuvo aviso y tiempo para reflexionar sobre lo impensable y actuar en consecuencia. Pero en la medida que partes de nuestro país se han vuelto ligeramente peligrosonas... No sería mala idea empezar a armar un consejo propio de padres y madres. Uno nunca sabe. Y es mejor decirles de una vez a los que más quieres cuánto los quieres y cuánto necesitas su ayuda... Claro nada más por si las moscas...

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