Tuesday, August 4, 2009

Quiero abrazarte tanto

El domingo hablaba con un reciente viejo amigo (alguien que conocí el lunes pasado, pero que me pareció lo conocía desde hace mucho tiempo) sobre la importancia de dar abrazos y la felicidad, tanto de darlos como de recibirlos. Abrazar a alguien nos permite fundir por un momento las almas y las auras, por eso es tan gratificante hacerlo.

Hoy, casualmente me encontré este artículo en el Periódico El Norte, escrito por Diana Rodríguez de Ibarra donde menciona que debemos dar y recibir 8 abrazos por día.


El abrazo es un tónico excelente. Se ha demostrado científicamente que las personas que se encuentran agotadas mentalmente, físicamente o incluso deprimidas, son mucho más propensas a la enfermedad que aquellas que no lo están.

Recurrir al abrazo les proporciona la capacidad de elevar sus defensas físicas.

El abrazo hace respirar un aliento de vida refrescante a un cuerpo cansado, además de hacernos sentir más jóvenes y vibrantes.

En el hogar, el abrazo diario fortalece las relaciones y reduce significativamente las fricciones.

Las investigaciones sobre la salud mental han encontrado que el abrazo puede ayudarnos a vivir más tiempo, resistir enfermedades, minimizar el estrés, fortalecer relaciones familiares y mejorar el sueño.

Cuando una persona es abrazada, hay un aumento de hemoglobina en la sangre, facilitando el transporte de oxígeno a todas las células del cuerpo. Como regla general se recomiendan de seis a ocho abrazos cada día por ser humano.

Los médicos especialistas en la salud humana están convencidos de que la ternura de un abrazo puede curar una multitud de problemas orgánicos o psicosomáticos, ya que tiene efectos terapéuticos.

Se considera que el abrazo es el medio que provee un sentido de unión y alegría, y con frecuencia se les recomienda a los pacientes y familiares que usen el abrazo espontáneo como parte de un tratamiento para el estrés o el dolor.

Hay algo en el abrazo espontáneo, sincero y tierno que nos mueve el corazón, es el medio para compartir la alegría y la tristeza, y nos permite palpar la existencia del amor fraternal, lo mismo que la empatía ante el dolor.

Un abrazo es algo mágico, es una herramienta increíble e insuperable para mostrar el amor que sentimos cuando no sabemos o no podemos expresarlo con palabras.

Con algo tan sencillo como un abrazo nos podemos sentir mejor en cualquier lugar y en cualquier momento, un abrazo no necesita equipo, ni baterías ni repuesto, ni dinero para comprarlo. Lo único que necesita es un corazón dispuesto a recibirlo para darlo por igual.

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