Friday, March 20, 2009

El poder de uno

A veces me pregunto cuánta gente hace falta para cambiar el mundo. Hoy me di cuenta de que: Con uno es suficiente.


Arreglar el mundo




Creo que hoy, más que nunca, hace falta que nos pongamos a hacer algo para mejorar nuestro mundo.

Consejos



Este es el único consejo que tiene base científicas: Usa protector solar.

Estás aquí para ser feliz

Un video de Coca-Cola, que nos recuerda cada día lo hermoso de la vida. La frase más importante está al final: Estás aquí para ser feliz.

Friday, March 13, 2009

Un mundo feliz







Donde el hombre tiene sus derechos y nada más. Donde la mujer tiene sus derechos y nada menos.






Los espectadores
por Denisse Dresser

País sentado en la banca. En las gradas. Contemplando lo que le sucede a sus mujeres, día tras día, año tras año, década tras década. En las casas y en las calles. En las oficinas y en las fábricas. En Ciudad Juárez y en el estado de México. En la mirada lasciva que el senador Manuel Bartlett posa sobre la parte posterior de una edecán. En las decisiones increíbles de la Suprema Corte que lo avalan. Mujeres subestimadas, acosadas, hostigadas, golpeadas, violadas, asesinadas.

Decenas de depredadores y decenas de ciudadanas que los padecen. Mientras México mira. Mientras los ministros Aguirre Anguiano, Luna Ramos, Ortiz Mayagoitia, Sánchez Cordero y Díaz Romero contemplan. Mientras el país entero come cacahuates y trata a sus mujeres como tales.

Porque es tan común. Porque es tan normal. Porque es tan "poco grave". Pensar que las mujeres son algo -no alguien- que puede ser usado y humillado. Algo que puede ser acariciado a tientas en el Metro y golpeado en la casa. Algo que puede ser acosado en las oficinas de un magistrado y no recibir sanción por ello. Algo que se lo buscó por usar la falda tan arriba y el escote tan abajo. Algo que disfruta -aunque lo niegue- cuando su jefe le pregunta "de qué lado de la cama le gusta acostarse". Un objeto sin derechos esenciales que la ley no necesita proteger. Como en tiempos cavernícolas y tiempos prehispánicos y tiempos autoritarios y tiempos democráticos. Todos los tiempos son buenos para maltratar a una mujer en México. Todos los tiempos son buenos para evadir un castigo por hacerlo.

Eso dice la mayoría de la Suprema Corte cuando exonera -hace unos días- al magistrado Héctor Gálvez Tánchez, acusado de hostigamiento sexual. Acusado por preguntarle a su personal femenino "qué parte del hombre le gustaba"; por decirle que tenía "un tic como si aventara un beso"; por pedirle que usara minifaldas "porque así le gustaba verla"; por exigirle que lo saludara de beso porque, de lo contrario, "era muy vengativo y no sabía de lo que era capaz"; por invitar a sus empleadas a cenar y amenazarlas con el despido si se rehusaban. Una y otra vez. En un puesto tras otro. En una oficina privada tras otra. De un juzgado a otro. Hasta ser cesado por el Consejo de la Judicatura Federal y exonerado recientemente por la Suprema Corte. Porque su conducta no le pareció "grave". Porque se merecía una sanción más leve. Porque en México -sugieren los ministros- el acoso sexual no es un crimen. No es un delito. No es una preocupación siquiera.

Tan es así, que para la mayoría de los ministros de la Suprema Corte, el magistrado acusado es tan sólo un hombre bromista y besucón. Tan es así que la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación no contempla el acoso sexual como una conducta condenable. Para el gobierno mexicano, no es "grave" que un servidor público asedie física o verbalmente -con fines sexuales- a un empleado. No es "grave" que se valga de su puesto para hacerlo. No es "grave" que abuse de su poder para conseguirlo. No es "grave" que se valga de su posición jerárquica para ocultarlo. Y por ello, el abuso existe. En la burocracia y en los juzgados y en las escuelas y en las calles y en el Congreso. En la fotografía que capta a Manuel Bartlett comportándose como tantos hombres mexicanos lo hacen. Como si la mujer parada frente a él fuera su propiedad.

Y por ello persisten las cifras que conmueven. Los datos que desesperan. El perfil de un país que exalta a las mujeres en el discurso, pero las minimiza en la realidad. La actitud de una nación que no protege como debiera a la mitad de su población. El lugar donde 95 por ciento de las trabajadoras reportan haber sido víctimas de acoso sexual. Donde durante 2004, 106 mujeres fueron asesinadas en el Distrito Federal y en 32 por ciento de los casos, el responsable fue su propia pareja. Donde 1 de cada 3 mujeres vive violencia doméstica. Donde cada 9 minutos una mujer es víctima de violencia sexual. Donde ocurren 5 violaciones por minuto. Donde los ojos amoratados y los labios partidos y los huesos rotos son parte de la vida cotidiana. La rutina conocida. La realidad tolerada.

Esa realidad propiciada por personas -como los cinco ministros de la Suprema Corte- que deberían pensar diferente pero no quieren o no pueden. Apoyar a las mujeres. Respetarlas. Educarlas. Tomar decisiones que las beneficien. Asumir responsabilidades no sólo de género sino de condición humana. ¿Por qué para la Suprema Corte es tan fácil desechar las candidaturas independientes y tan difícil entender que a las mujeres no les gusta ser acariciadas sin su consentimiento? ¿Por qué condena a poetas pero no a acosadores sexuales? ¿Por qué es tan complejo para los ministros comprender que a las mujeres no les gusta que su jefe use la cama para condicionar el empleo? ¿Por qué Olga Sánchez Cordero dice "queremos el poder" en la conmemoración del sufragio femenino, y luego no usa el que tiene para ayudar a las mujeres de México? Lo único que se oye fuerte y se escucha lejos de su participación aquel día es el silencio. El pesado silencio de quien posee la capacidad para hablar en nombre de las mujeres, pero prefiere no hacerlo.

Todos los días en México alguien acosa sexualmente a una mujer. Alguien golpea a una mujer. Alguien viola a una mujer. Alguien deja de educar a una mujer. Y todos los días, millones de mexicanos permiten que eso ocurra. Permanecen sentados, presenciando a los políticos y sus evasiones, a los jueces y sus justificaciones, a la Suprema Corte y sus claudicaciones. Contemplando a los hombres que tratan a las mujeres como el número dos de la raza humana. Mirando a través de sus lentes oscuros como si sólo fueran espectadores de algún tipo de deporte nacional. Desviando la vista de acosadores como el magistrado Gálvez Tánchez. Cuidando su propia vida sin querer involucrarse. Sin participar. Sin exigir. Cómplices voluntarios.

Hoy la mira del país está puesta en los políticos. En los partidos. En los abusos que ambos cometen. En la baja calidad de la democracia mexicana y cómo mejorarla. Pero esa agenda pendiente trasciende a los hombres y a sus pequeños pleitos. Abarca más que las reglas del juego electoral y su transformación. Incluye más que las reglas del financiamiento público y su reconsideración. Va más allá de las marrullerías de Arturo Montiel y las mentiras de Roberto Madrazo. La profundización de la democracia mexicana también pasa por la reconfiguración del mapa mental de su población. Ese mapa mental que le asigna a las mujeres de México un lugar inferior. Una nota de pie de página. Un apéndice.

La evolución de la democracia mexicana tiene que ver con las expectativas que los padres mexicanos tienen de sus hijas. Tiene que ver con la manera en la cual los ciudadanos del país se tratan unos a otros, independientemente de su género. Tiene que ver con una forma de pensar. Con una forma de participar, de bajar de las gradas y ayudar. De denunciar el acoso sexual y exigir su penalización. De fustigar la violencia contra las mujeres y demandar su erradicación. De decir que un golpe a una es un golpe a todas. De educar a una niña para que sepa que puede ser presidente de México, aunque ojalá aspire a algo mejor. De donarle dinero al grupo Semillas e invertir en mujeres que invierten en mujeres. De pensar que las mujeres son ciudadanas y deben ser tratadas como tales. De construir una verdadera República donde los hombres tienen su derechos y nada más. Donde las mujeres tienen sus derechos y nada menos.

Y uno de ellos es el derecho de decir "no". El derecho a denunciar a acosadores sexuales como el magistrado Gálvez Tánchez. El derecho a saber que serán sancionados. El derecho a preguntar, como lo hace el ministro Juan Silva Meza cuando vota contra su exoneración: "¿Con qué autoridad moral habrá de juzgar el magistrado a quienes cometan el mismo delito?" El derecho a decir que lo aceptable es inaceptable. El derecho de "convertirse en lo que se es", como diría Rosario Castellanos. Una persona que se elige a sí misma. Que derriba las paredes de su celda. Que niega lo convencional. Que estremece los cimientos de lo establecido. Que alza la voz contra el país de espectadores. Que logra la realización de lo auténtico. Mujer y cerebro. Mujer y corazón. Mujer y madre. Mujer y esposa. Mujer y profesionista. Mujer y ciudadana. Mujer y ser humano.

Friday, March 6, 2009

Elogio de la mujer brava


A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo, y se quedan a medias).


A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa, y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche, y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinte añeras (mirémonos el pecho también nosotros, y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Héctor Abad

Mujer invisible

(Autor desconocido)

A CIERTA EDAD
Dicen algunos que, a cierta edad despues de los cuarenta, nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la VIDA declina, y que nos volvemos inexistente para un mundo en el que solo cabe el ímpetu de los años JOVENES.

Yo no sé si me habré vuelto invisible... Pero nunca como hoy fui tan conciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida y nunca disfruté tanto de cada momento COMO AHORA.

Ahora sé que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que me venga a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, porque, ni soy una princesa, ni vivo en una torre, ni tengo a un dragón que me esté custodiando. Hoy me reconozco MUJER CAPAZ DE AMAR.

Sé que puedo dar sin pedir, pero también sé que no tengo que hacer nada ni dar nada QUE NO ME HAGA SENTIR BIEN:
Por fin encontre al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo DE NO SER PERFECTA.
Descubrí que tengo debilidades y defectos y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás y hasta de hacer algunas cosas indebidas. Y A PESAR DE ELLO SENTIRME BIEN.

Y por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy.

Sí... así, un poco loca, a veces terca, tambien cariñosa, platicadora, besadora, abrasadora y a veces por algun motivo triste y pongo mi cara larga y me da por llorar.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado... Sonrío a la que soy hoy, me alegro del camino andado y ASUMO MIS ERRORES.

Hoy sé que no puedo retener el mar, aunque cuando estoy con "él" quisiera nunca tener que dejarlo... Hoy lo contemplo, me lleno de "él", y cuando llega el momento de partir, me despido diciéndole HASTA PRONTO.

Hoy sé que la única responsable de mi felicidad SOY YO.

Hoy sé que la vida es bella por que la he visto partir muchas veces.

Hoy vivo la vida como es, con sus ires y venires, con sus amores y desamores, con sus ratos de marea baja, con sus puestas de sol, con su ruido incesante.

Solo quiero dejarla correr, no quiero pedirle nada. Solo quiero tener lo que yo me busqué, solo quiero lo que merezco.

Hoy me doy cuenta QUE NO SOY UNA MUJER INVISIBLE.

Self Portrait

Self Portrait by David Whyte

It doesn't interest me if there is one God
or many gods.
I want to know if you belong
or feel abandoned.
If you can know despair or see it in others
If you are prepared to live in the world
with its harsh need to change you,
If you can look back with firm eyes saying
"This is where I stand."

I want to know if you know how to melt
into that fierce heat of living
falling toward the center of your longing
If you are willing to live day by day
with the consequence of love and the bitter unwanted passion
of your sure defeat.
I have heard in that fierce embrace
even the gods speak of God.


Image by Nancy Margulies



Autoretrato - de David Whyte
No me importa si hay un Dios
o muchos dioses.
Quiero saber si tu perteneces a aquí
o te sientes abandonado.
Si puedes conocer la desesperanza o verla en otros.
Si estás preparado para vivir en el mundo
con su violenta necesidad de cambiarte,
Si puedes mirar atrás con ojos firmes
diciendo "Aquí es donde estoy".
Quiero saber si tú sabes como derretirte en ese calor intenso,
de vivir cayendo hacia el centro de tu deseo.
Si deseas vivir día a día, con la consecuencia del amor y la amargura de la pasión no deseada
de tu derrota segura.
He oído que en ese intenso abrazo, hasta los dioses hablan de Dios.

Imagina

"Imagine what would happen if families,
and places of worship and schools - joined
by television writers and radio talk show
hosts, recording artists, athletes, movie
stars, business executives and politicians -
all would agree to teach children,
by both word and example, honesty,
respect, responsibility, compassion,
self-discipline, perseverance and giving.


What if all the adults, who seem so upset
about the troubled lives of children,
would indeed create a climate in which
these core virtues would become,
for all of us, a way of life?"


Ernest Boyer, The Basic School

Carta de un hombre (con comentarios de otro hombre)

CARTA DE UN HOMBRE

1)Nos importa un carajo cuánto pesan. Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer. Pesarla, no nos proporciona ningún efecto (y besar, no olvidar lo interesante que es besar el cuerpo de una mujer. Pero es cierto, poco nos interesa pesarla para algo mas que saber si podremos estár de pie aguantando su peso).

2)No tenemos la menor idea de lo que es un talle. Nuestra evaluación es visual. Es decir, si tiene forma de guitarra, está buena. No nos importa cuánto mide en centímetros. Es una cuestión de proporción, no de medida.
(El equilibrio, verdad innegable. Talle, ¿eso no es lo que se le hace a la madera?)

3) Las proporciones ideales del cuerpo de una mujer son: Curvilíneas, pulposas, femeninas... Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo. (femeninas, eso casi que lo resume todo) .

4)Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada por modistos, que dicho sea de paso, son todos maricas, y odian a las mujeres y compiten con ellas. Sus modas son, lisa y llanamente, agresiones al cuerpo que odian porque no pueden tener.

No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato, son equivalentes a mil Viagras (agresiones al cuerpo que no podrán tener.. me parto. Elegancia y buen trato, si le incluimos picardía y seguridad creo que equivale a pequeños orgasmos previos).

5) El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen. Úsenlo. Para andar a cara lavada, estamos nosotros. (pues no. El maquillaje algunas veces puede ser interesante, pero si no te hace falta, entonces no lo uses, que hay bellezas naturales imposibles de igualar).

6) El pelo, cuanto más largo, mejor. Para andar con el pelo corto, estamos nosotros.
(buscando a vírgenes de pueblo. El cabello es un estilo, largo es genial, medio también, corto es formidable... cada estilo si refleja parte de si es igual de excitante)

7) Las faldas se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones anchos? ¿Para que las confundan con nosotros? (sin comentarios)

8) Una ola es una ola, las caderas son caderas y punto. Si la naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: a nosotros nos gustan así. Ocultar esas curvas, es equivalente a tener tu mejor sillón embalado en el sótano. (o como dice Arjona, vestir una flor)

9) Es una ley de la naturaleza que todo aquel que se casa con una modelo flacucha, anoréxica, bulímica y nerviosa al poco tiempo se elige una amante pulposa, simpática, relajada y llena de salud. (esa y la gravedad son las dos leyes mas grandes que existen)

10) Entendámoslo de una vez, traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuán lindas son de mujer a mujer. Ninguna mujer va a reconocer jamás delante de un tipo que otra mujer está linda. (y menos si es "mas" linda, aunque en general no es que una sea mas que otra, solo son bellezas diferentes)

11) Las jovencitas son lindas... Pero las de 35 para arriba, son el verdadero plato fuerte. Por Karina Mazzocco, Eva Longoria, Angelina Jolie o Demi Moore somos capaces de cruzar el Atlántico a nado. (una vez mas, carácter, seguridad y experiencia, nada que hacer)

12) El cuerpo cambia. Crece. No pueden pensar, sin estar psicóticas, que les puede entrar el mismo vestido que cuando tenían 18 años. Además, una mujer de 40, a la que le entre la ropa de cuando tenía 18, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo. (no pude evitar recordar a "Requiem por un sueño" a la mamá tratando de entrar en su vestido rojo)

13) Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa. O sea: la que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta vendrá en septiembre, no antes); cuando hay que hacer dieta, hace dieta con ganas (no se sabotea ni sufre); cuando hay que tener intimidad de pareja, la tiene con ganas; cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra. (este punto es sencillamente arrollador, que cuando hay que reír rían a carcajadas, cuando hay que bailar lo hagan con el alma, cuando hay que llorar lo hagan con pasión y cuando hay que callar lo haga con estilo...)

14) Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no les quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonio de que han hecho algo con sus vidas, no han estado años en formol ni en un spa. ¡Han vivido!

El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos los hombres, donde nos alimentaron, nos acunaron, que nosotros sin querer las llenamos de estrías, de cesáreas y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos. (heridas de guerra, es cierto, testimonios de que se disfruta la vida, y con eso nos darán mas ganas de vivirla a su lado)

La belleza es todo eso. Todo junto.

Un hombre.
(y otro hombre)

Tomado de: www.elregionaljoven.com

El hacedor de milagros - Yehuda Berg

El poder de los milagros está disponible para nosotros a cada momento. Hay muchos pasos prácticos que puedes llevar a cabo para conectarte con este poder. Todos involucran encontrar emoción y belleza en los regalos permanentes y duraderos del Creador.


-Empieza el día con gratitud.
-Date cuenta que la vida en sí, es un milagro.
-Reconoce la precisión y lo maravilloso de la naturaleza.
-Busca la Luz en cada persona que conozcas.
-Identifica la Luz en todas las cosas.

Practica estos cinco pasos hoy y tendrás el poder de los milagros de tu lado. Crea lo impensable; para ti, para tus seres amados, y para el mundo.

Tuesday, March 3, 2009

El equilibrio de la felicidad

Una de las cosas más maravillosas de nuestro cuerpo, es la forma que tiene el cerebro de trabajar. Nos hace lograr cosas imposibles, o nos imposibilita lograr ciertas cosas. Tengo la fortuna de conocer amigos cuyas pláticas son sumamente estimulantes, tienen un amplio conocimiento técnico, una memoria prodigiosa, pero son incapaces de conducir un auto, o de recordar donde pusieron las llaves.

Esta plática en TED 2008, habla sobre un descubrimiento de primera mano de la forma en que el cerebro funciona y la importancia del mismo para lograr (o no) la felicidad.

Monday, March 2, 2009

De Facundo Cabral


Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho, si digo "manzana" no es la maravilla innombrable que enamora el verano, Si digo "árbol", apenas me acerco a lo que saben las aves; el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.

Sé que la palabra no es el hecho, pero sí se que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras.

Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra. Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde.

Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí.

Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón. Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa.

De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer (o al hombre) que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir "basta" al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Me he transformado en un hombre libre (como debe ser), es decir que mi vida se ha transformado en una fiesta que vivo, en todo el mundo, desde la austeridad del frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la lúcida locura de Manhattan al misterio que enriquece a la India, donde la Madre Teresa sabe que debemos dar hasta que duela.

Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse instantaneamente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.

Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día.

Vive de instante en instante porque eso es la vida. Me costó 57 años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?.

No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas "no puedo" ni en broma porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes.

Si quieres recuperar la salud abandona la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades.

Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea) y cómplice de lo que te disgusta.

Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.

El bien y el mal viven dentro de ti, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano.

No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia. Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente.