(Autor desconocido)
A CIERTA EDAD
Dicen algunos que, a cierta edad despues de los cuarenta, nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la VIDA declina, y que nos volvemos inexistente para un mundo en el que solo cabe el ímpetu de los años JOVENES.
Yo no sé si me habré vuelto invisible... Pero nunca como hoy fui tan conciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida y nunca disfruté tanto de cada momento COMO AHORA.
Ahora sé que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que me venga a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, porque, ni soy una princesa, ni vivo en una torre, ni tengo a un dragón que me esté custodiando. Hoy me reconozco MUJER CAPAZ DE AMAR.
Sé que puedo dar sin pedir, pero también sé que no tengo que hacer nada ni dar nada QUE NO ME HAGA SENTIR BIEN:
Por fin encontre al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo DE NO SER PERFECTA.
Descubrí que tengo debilidades y defectos y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás y hasta de hacer algunas cosas indebidas. Y A PESAR DE ELLO SENTIRME BIEN.
Y por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy.
Sí... así, un poco loca, a veces terca, tambien cariñosa, platicadora, besadora, abrasadora y a veces por algun motivo triste y pongo mi cara larga y me da por llorar.
Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado... Sonrío a la que soy hoy, me alegro del camino andado y ASUMO MIS ERRORES.
Hoy sé que no puedo retener el mar, aunque cuando estoy con "él" quisiera nunca tener que dejarlo... Hoy lo contemplo, me lleno de "él", y cuando llega el momento de partir, me despido diciéndole HASTA PRONTO.
Hoy sé que la única responsable de mi felicidad SOY YO.
Hoy sé que la vida es bella por que la he visto partir muchas veces.
Hoy vivo la vida como es, con sus ires y venires, con sus amores y desamores, con sus ratos de marea baja, con sus puestas de sol, con su ruido incesante.
Solo quiero dejarla correr, no quiero pedirle nada. Solo quiero tener lo que yo me busqué, solo quiero lo que merezco.
Hoy me doy cuenta QUE NO SOY UNA MUJER INVISIBLE.
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