El domingo hablaba con un reciente viejo amigo (alguien que conocí el lunes pasado, pero que me pareció lo conocía desde hace mucho tiempo) sobre la importancia de dar abrazos y la felicidad, tanto de darlos como de recibirlos. Abrazar a alguien nos permite fundir por un momento las almas y las auras, por eso es tan gratificante hacerlo.
Hoy, casualmente me encontré este artículo en el Periódico El Norte, escrito por Diana Rodríguez de Ibarra donde menciona que debemos dar y recibir 8 abrazos por día.
El abrazo es un tónico excelente. Se ha demostrado científicamente que las personas que se encuentran agotadas mentalmente, físicamente o incluso deprimidas, son mucho más propensas a la enfermedad que aquellas que no lo están.
Recurrir al abrazo les proporciona la capacidad de elevar sus defensas físicas.
El abrazo hace respirar un aliento de vida refrescante a un cuerpo cansado, además de hacernos sentir más jóvenes y vibrantes.
En el hogar, el abrazo diario fortalece las relaciones y reduce significativamente las fricciones.
Las investigaciones sobre la salud mental han encontrado que el abrazo puede ayudarnos a vivir más tiempo, resistir enfermedades, minimizar el estrés, fortalecer relaciones familiares y mejorar el sueño.
Cuando una persona es abrazada, hay un aumento de hemoglobina en la sangre, facilitando el transporte de oxígeno a todas las células del cuerpo. Como regla general se recomiendan de seis a ocho abrazos cada día por ser humano.
Los médicos especialistas en la salud humana están convencidos de que la ternura de un abrazo puede curar una multitud de problemas orgánicos o psicosomáticos, ya que tiene efectos terapéuticos.
Se considera que el abrazo es el medio que provee un sentido de unión y alegría, y con frecuencia se les recomienda a los pacientes y familiares que usen el abrazo espontáneo como parte de un tratamiento para el estrés o el dolor.
Hay algo en el abrazo espontáneo, sincero y tierno que nos mueve el corazón, es el medio para compartir la alegría y la tristeza, y nos permite palpar la existencia del amor fraternal, lo mismo que la empatía ante el dolor.
Un abrazo es algo mágico, es una herramienta increíble e insuperable para mostrar el amor que sentimos cuando no sabemos o no podemos expresarlo con palabras.
Con algo tan sencillo como un abrazo nos podemos sentir mejor en cualquier lugar y en cualquier momento, un abrazo no necesita equipo, ni baterías ni repuesto, ni dinero para comprarlo. Lo único que necesita es un corazón dispuesto a recibirlo para darlo por igual.
No comments:
Post a Comment